De los Funcionarios y otras hierbas
Cuenta mi amiga ?Caramelo en su web lo que os dejo en el enlace. Pues al hilo de que comenta, tengo una historia muy similar.
Esta mañana, muy tempranito, me dirigí yo al Juzgado de Illescas, con la intención de depositar una serie de peticiones y escritos, como suelo hacer de forma habitual en los Juzgados de cualquier parte de mi país. Eran las 10 de la mañana, cuando entré al edificio del Juzgado y nada más llegué a la ventanilla del Decanato, para hacer el correspondiente depósito de escritos... me llevé una sorpresa: ¡NO HABÍA NADIE! ¡ESTABA VACÍO! Al preguntarle a uno de los funcionarios del juzgado, sobre aquella anómala situación, me comentan que TODOS SE HABÍAN IDO A TOMAR CAFÉ. Cuando les volví a preguntar si iban a tardar mucho, me dijeron que no, que habían salido hace ya un rato y que estaban al venir.
Así que armándome de paciencia, esperé. Pasados 5, 6... 15, 16... 20, 21... 30, 31...minutos después, mis nervios ya empezaban a darme guerra, mi paciencia se había consumido y mi mala leche, comenzaba a subir a niveles preocupantes. Hato ya de aquella impostura, le dije al funcionario que automáticamente contactara con alguno de sus compañeros para que se personara en la citada ventanilla a atenderme tanto a mí, como a 15 personas más, que el transcurso del tiempo se fue concentrando en dicho lugar. Y a pesar de que aquella muchacha que se dejó caer por allí trató de calmar mis aminos de guerra, mi cólera aumentaba a medida que los segundos iban cayendo como en un reloj de arena, haciendo más y más grande el montón.
Tras UNA HORA Y MEDIA DESPUES, se personó el funcionario correspondiente. Al momento de dejarle los escritos tuvimos el siguiente diálogo:
Por favor... ¿sería tan amable de darme el libro de reclamaciones? Quiero poner una queja le dije con toda educación.
¿Y eso?... ¿a santo de qué? me espetó el funcionario con malos modales
Mire usted señor funcionario volviendo a usar un tono educado. Soy un ciudadano normal y corriente. El motivo que me ha traído a este Juzgado, no es otro que solicitar amparo a mis derechos. Pero desgraciadamente, siento que no se me ha atendido debidamente. Llevo esperando una hora y media desde que llegué aquí, cosa que en Seguridad puede comprobarse mi hora de entrada. Desde mi honesta opinión, me parece una impostura que yo, y los que vienen detrás de mi, hayan tenido que esperar todo este tiempo, a que ustedes se hayan tomado el café. No me venga con la excusa del convenio, porque lo conozco muy bien. Usted ha transgredido esa norma, porque ha usado más tiempo del concedido para su café. Es más, cuando he llegado aquí, no había nadie quien me atendiera. Se habían marchado todos ustedes. Y si el horario de atención es de 9 a 14 horas, se supone que siempre ha de haber alguien quien atienda en ese espacio de tiempo. No se puede dejar una ventanilla de la importancia de esta sección del Juzgado sin atender, porque no solo tengo que estar aquí, también tengo otros asuntos que atender. No pido nada del otro mundo. Solo un poco de coherencia y de organización. Y como ciudadano, tengo derecho a que se me de una explicación razonable de esto. Es más, el tríptico de abajo una programa del Consejo General del Poder Judicial, para informar a los ciudadanos de sus derechos ante la Justicia que aunque lo tiene un poco destartalado, lo dice todo muy claro.
¿Acaso es usted abogado?... me contestó con gesto agrio y maleducado
Eso es irrelevante. Soy un ciudadano más, y eso es lo importante y lo relevante. Y como tal ciudadano, además de votar y de pagar mis impuestos, de los cuales usted cobra su salario; por lo que pido que a mi, a esta muchacha que hay a mi lado, a aquel señor que tiene cara de pocos amigos... seamos atendidos en este horario de atención al público, que para eso está así por ley, con independencia de su café. Por lo tanto... ¿tendría la amabilidad de acercarme el libro de reclamaciones, por favor?
Debí pincharle en el orgullo, porque me acercó el libro de malas formas y con malos gestos. Mientras escribía la reclamación pertinente, aquel funcionario fue atendiendo al resto de personas que se encontraban en el lugar. Al acabar y firmarla, acompañando mi DNI, aquella chica que se encontraba a mi lado me pidió que se lo dejara. Así lo hice.
Tras terminar ella y yo recoger mis bártulos, aquella muchacha se ofreció para llevarme con su coche a donde quisiera. Era Letrada y por supuesto, acepté su invitación. Me felicitó por haberle echado agallas al asunto.
No creo que tenga que exponer más comentarios. Esto se comenta por sí mismo.
¿Haríais lo mismo? ¿O soy el único que se atreve
Esta mañana, muy tempranito, me dirigí yo al Juzgado de Illescas, con la intención de depositar una serie de peticiones y escritos, como suelo hacer de forma habitual en los Juzgados de cualquier parte de mi país. Eran las 10 de la mañana, cuando entré al edificio del Juzgado y nada más llegué a la ventanilla del Decanato, para hacer el correspondiente depósito de escritos... me llevé una sorpresa: ¡NO HABÍA NADIE! ¡ESTABA VACÍO! Al preguntarle a uno de los funcionarios del juzgado, sobre aquella anómala situación, me comentan que TODOS SE HABÍAN IDO A TOMAR CAFÉ. Cuando les volví a preguntar si iban a tardar mucho, me dijeron que no, que habían salido hace ya un rato y que estaban al venir.
Así que armándome de paciencia, esperé. Pasados 5, 6... 15, 16... 20, 21... 30, 31...minutos después, mis nervios ya empezaban a darme guerra, mi paciencia se había consumido y mi mala leche, comenzaba a subir a niveles preocupantes. Hato ya de aquella impostura, le dije al funcionario que automáticamente contactara con alguno de sus compañeros para que se personara en la citada ventanilla a atenderme tanto a mí, como a 15 personas más, que el transcurso del tiempo se fue concentrando en dicho lugar. Y a pesar de que aquella muchacha que se dejó caer por allí trató de calmar mis aminos de guerra, mi cólera aumentaba a medida que los segundos iban cayendo como en un reloj de arena, haciendo más y más grande el montón.
Tras UNA HORA Y MEDIA DESPUES, se personó el funcionario correspondiente. Al momento de dejarle los escritos tuvimos el siguiente diálogo:
Por favor... ¿sería tan amable de darme el libro de reclamaciones? Quiero poner una queja le dije con toda educación.
¿Y eso?... ¿a santo de qué? me espetó el funcionario con malos modales
Mire usted señor funcionario volviendo a usar un tono educado. Soy un ciudadano normal y corriente. El motivo que me ha traído a este Juzgado, no es otro que solicitar amparo a mis derechos. Pero desgraciadamente, siento que no se me ha atendido debidamente. Llevo esperando una hora y media desde que llegué aquí, cosa que en Seguridad puede comprobarse mi hora de entrada. Desde mi honesta opinión, me parece una impostura que yo, y los que vienen detrás de mi, hayan tenido que esperar todo este tiempo, a que ustedes se hayan tomado el café. No me venga con la excusa del convenio, porque lo conozco muy bien. Usted ha transgredido esa norma, porque ha usado más tiempo del concedido para su café. Es más, cuando he llegado aquí, no había nadie quien me atendiera. Se habían marchado todos ustedes. Y si el horario de atención es de 9 a 14 horas, se supone que siempre ha de haber alguien quien atienda en ese espacio de tiempo. No se puede dejar una ventanilla de la importancia de esta sección del Juzgado sin atender, porque no solo tengo que estar aquí, también tengo otros asuntos que atender. No pido nada del otro mundo. Solo un poco de coherencia y de organización. Y como ciudadano, tengo derecho a que se me de una explicación razonable de esto. Es más, el tríptico de abajo una programa del Consejo General del Poder Judicial, para informar a los ciudadanos de sus derechos ante la Justicia que aunque lo tiene un poco destartalado, lo dice todo muy claro.
¿Acaso es usted abogado?... me contestó con gesto agrio y maleducado
Eso es irrelevante. Soy un ciudadano más, y eso es lo importante y lo relevante. Y como tal ciudadano, además de votar y de pagar mis impuestos, de los cuales usted cobra su salario; por lo que pido que a mi, a esta muchacha que hay a mi lado, a aquel señor que tiene cara de pocos amigos... seamos atendidos en este horario de atención al público, que para eso está así por ley, con independencia de su café. Por lo tanto... ¿tendría la amabilidad de acercarme el libro de reclamaciones, por favor?
Debí pincharle en el orgullo, porque me acercó el libro de malas formas y con malos gestos. Mientras escribía la reclamación pertinente, aquel funcionario fue atendiendo al resto de personas que se encontraban en el lugar. Al acabar y firmarla, acompañando mi DNI, aquella chica que se encontraba a mi lado me pidió que se lo dejara. Así lo hice.
Tras terminar ella y yo recoger mis bártulos, aquella muchacha se ofreció para llevarme con su coche a donde quisiera. Era Letrada y por supuesto, acepté su invitación. Me felicitó por haberle echado agallas al asunto.
No creo que tenga que exponer más comentarios. Esto se comenta por sí mismo.
¿Haríais lo mismo? ¿O soy el único que se atreve
7 comentarios
juanra -
fuzy -
Me parece muy correcto y pertinente tú reclamación, y además, educada, cosa que es dificil cuando te dejan esperando en una ventanilla.
La no eficacia y dejadez de unos funcionarios empañan a la de todos.
un saludo.
la sombra -
PacoCam -
caramelo -
CAPITAN CALANDRAKA -
Lian -
Yo en tu situación hubiera hecho lo mismo.